Más allá de ser considerados los retratistas por excelencia durante el auge de la “Tarjeta de visita”, Eugène Courret y su estudio se convirtieron en verdaderos cronistas gráficos de la era del guano. Durante aquellas décadas, signadas por lo que Jorge Basadre denominó “Prosperidad
falaz”, las imágenes de Courret registraron con puntual perspicacia las grandezas y miserias de un país en plena transformación, que parecía dejar atrás la gravitante herencia colonial.