La intersección entre arte y tecnología ha sido un tema de constante interés a lo largo de mi vida. Inspirado por la obra pionera de David Caplin en la composición musical por computadoras y contando con la ayuda de William Page, en 1967-1968 diseñé un programa informático para componer coreografía que fue puesto en escena por el grupo de danza experimental de Penn State University.
Este libro documenta esos primeros esfuerzos, describe los avances en coreografía computarizada durante los últimos cinco decenios, y ausculta las perspectivas futuras de la intersección entre informática y danza. Enriquecido con aportes de José-Carlos Mariátegui, Joellen Meglin y Mónica Silva, celebra la creatividad y la innovación que surgen cuando la ciencia y el arte se encuentran.