La sociedad peruana afronta uno de los problemas más ignominiosos dentro de su estructura social conllevando a una desorganización total de sus miembros y la pérdida de los valores, la identidad y el afecto familiar.
La mayoría de los medios de comunicación como la radio, la televisión nos informan de sucesos trágicos de violencia familiar, asesinatos, delincuencia, drogadicción, prostitución; corrupción y pandillaje. Se ha hecho común la práctica de la violencia familiar sin medir las consecuencias de lo que podría producir en la integridad de la persona agraviada, no antes sin descartar los traumas psicológicos, el maltrato físico; conllevando estos estigmas a una adaptación a largo plazo en la que estas personas reaccionarán con otros de su mismo género.