En las últimas décadas, el campo de la educación ha experimentado una transformación significativa gracias a los avances en la neurociencia.
Esta disciplina, que estudia el sistema nervioso y su impacto en el comportamiento y las funciones cognitivas, ha proporcionado conocimientos profundos sobre cómo aprendemos, recordamos y aplicamos la información. En este contexto, la neuroeducación surge como una intersección crucial entre la neurociencia y la pedagogía, ofreciendo nuevas perspectivas y herramientas para mejorar el proceso educativo.
La neuroeducación se basa en la premisa de que una comprensión más profunda del cerebro y sus mecanismos puede revolucionar la manera en que enseñamos y aprendemos. En el ámbito universitario, donde se forman los futuros profesionales y líderes de la sociedad, la aplicación de estos conocimientos puede tener un impacto particularmente significativo.