La tierna y fiel amistad que le brinda un perro a un niño, se amplía con el vuelo de la imaginación, o del sueño, cuando aquel niño, ahora hecho un adulto, retorna a su hogar y al lecho de su mascota moribunda para entablar una última conexión que lo hará reflexionar sobre la vida y lo que es más importante para disfrutarla. Así, guiado por Mateo, el inteligente y agudo can, Martín viajará al pasado donde hallará ciertas respuestas a inquietudes que lo vienen preocupando al tener ante sí el advenimiento de la muerte. Las emociones fluyen en cada momento, lugar y circunstancias en los cuales se detienen, pues volver sobre los pasos contribuye a entender mejor el sentido de la existencia, más aún si se da en una situación en la que «la vida es como un cuento narrado por un perro loco. Un cuento lleno de ladridos. Hay algo que nos quiere decir y es la pura verdad, pero hay que sacarla de entre los ladridos».