La ocasión del Bicentenario de la Independencia política es también motivo para recordar que la patria, la nación y el estado son el crisol de los hombres que habitan el suelo común, sienten lo mismo sobre su futuro y anhelan sustancialmente igual organización política.
Sin demérito de las aspiraciones y actos independentistas que se produjeron en otras ciudades hoy peruanas, los hombres de Lima tuvieron una singularísima participación. Lima era por entonces, y sigue siendo, aunque con otras intensidades e influencias adicionales, el centro medular del mestizaje. Y por lo tanto, lugar de encuentro y fusión de identidades de diferentes cunas y costumbres: las nativas costeña, serrana y amazónica; la española, después seguida por otras nacionalidades europeas; la africana y, más tarde, las asiáticas china y japonesa, principalmente.