Si queremos buscar unidad en su obra, al ser ella arquitecta, la encontraremos en la representación pictórica de las calles, perfiles urbanos, arquitectura religiosa, que se plasman en sus cuadros como salidos de una bruma liliácea.
Hay narrativa en algunos cuadros, pues relaciona la figura humana u otros elementos, con el paisaje, en un afán de construir escala y perspectiva.
Producto de un extenso aprendizaje formativo, personal y artístico, hay una conexión mágica entre colores, agua y papel de alto gramaje. Los une una extraordinaria sensibilidad en el manejo del pincel, que es la extensión de las manos del artista. Ver pintar a una acuarelista es una sensación única, yo la llamaría la poesía del agua y el color.
Lolo Palza Valdivia