El maestro Leopoldo Zea Aguilar nace en la Ciudad de México el 30 de junio de 1912 , y muere el 12 de junio de 2014 también en ciudad de México. Obteniendo una maestría en filosofía en 1943 con su tesis "El positivismo en México" y un doctorado en filosofía en 1944 con su tesis "Apogeo y ocaso del positivismo en México". Con la ayuda de una beca de un año y medio de duración de la Fundación Rockefeller, completó su formación intelectual entre 1945 y 1946. La aprovechó para continuar sus investigaciones sobre el pensamiento latinoamericano en diversas instituciones, primero en varias naciones latinoamericanas y luego en los EE.UU.
Fue profesor, investigador, comunicador, representante e inspirador de numerosos proyectos culturales y educativos. En el ámbito académico y de la administración pública, desempeñó diversas funciones:
1. De 1959 a 1961, se desempeñó como director del Instituto de Investigaciones Políticas, Económicas y Sociales del Partido Revolucionario Institucional.
2. Es el Director General de Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre los años 1960-1966.
3. Director de la Facultad de Filosofía y Letras de 1966 a 1970.
4. En los años 1970-1972, director general de difusión cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
5. Entre 1979 y 1994 desempeñó el cargo de coordinador y divulgador del Centro de Estudios Latinoamericanos.
6. Entre el 1994–2004, Director del Programa Universitario de Estudios Latinoamericanos de la UNAM.
Desempeñó tareas editoriales en:
1. Historia de las ideas en América entre los años 1959–1961.
2. El Anuario Latinoamericano, 1968–1994.
3. Del 1968-1970, Deslinde.
4. En el periodo de 1980-1986, Nuestra América.
5. La Revista de la Universidad de México, 1970–1976.
6. Cuadernos Americanos, 1987-2004.
Más de sesenta libros ofrecen un repaso cuantitativo a la ingente producción del maestro Zea. Estas piezas, que marcan la producción del maestro, captan el eje de sus ideas, que se centraban en la integración latinoamericana y la idea de identidad. Zea lo deja muy claro al señalar al respecto: “A lo largo de la historia de la América Latina se han planteado dos grandes problemas estrechamente relacionados entre sí: el de la identidad y, a partir de ella el de su integración en relación distinta a la que le han venido imponiendo los coloniajes desde 1492” (Zea, 1993, p. 7).
La obra de Leopoldo Zea, como puede verse, pretendía arrojar luz sobre las razones de la dependencia de la cultura latinoamericana, cuya comprensión sienta las bases para su superación. Como resultado, sugiere que se utilice una cultura de liberación para responder a la cultura de encubrimiento porque es dominante y excluyente… “Tal es la peculiar cultura que preocupa a los hombres de la región que trataron de completar la hazaña de la emancipación política con la de la libertad por la cultura” (Zea, 1993, p. 50).
Para Zea, la cultura de un pueblo o de un grupo de pueblos da sentido a sus variadas expresiones, historia y proyectos que se derivan de esa historia. El cultivo, o dar sentido al pasado, presente y prepararse para el futuro, es la fuente de la cultura de hombres y poblaciones frente a la realidad que debe presentarse a tales proyectos, la historia de la cultura revela lo que los pueblos han sido frente a lo que esperaban ser. La liberación de las limitaciones que impiden que los hombres y las personas completen sus proyectos es, en esencia, de lo que se trata la cultura. Este carácter liberador ha sido más fuertemente influenciado por la esencia cultural americana, una utopía y praxis.
En este sentido, definió la cultura como la aceptación de la pluralidad cultural a partir de las funciones sociales de las creaciones humanas; y la cultura de un pueblo o de un grupo de pueblos es la comprensión de su historia compartida, que los lleva a considerar su esencia como la esencia de cultura, siempre que sea posible su carácter instrumental (Santana y Zea, 2013). A partir de las reflexiones sobre estos aspectos de la cultura latinoamericana que han trascendido del influyente colectivo Zeano, se puede argumentar que la concepción implica una visión humanista al erigirse en la manifestación humana del ser como forma ideal, transformación o creación espiritual que es producto cultural clasificado en forma material.
Los americanos se debaten constantemente entre adoptar formas de vida autóctonas y adoptar las que le impone la razón europea. Según Leopoldo Zea, la posibilidad de una auténtica filosofía latinoamericana está indisolublemente ligada a la existencia de una cultura americana distinta de las demás. En otras palabras, para Moran Beltrán (2021) la evaluación de la viabilidad de la identidad cultural latinoamericana (el hombre americano), tema que cobra trascendencia en relación con los contextos históricos vividos y el alejamiento de América de la tradición filosófica occidental, es lo que da lugar al cuestionamiento de la viabilidad o imposibilidad de un pensamiento autentico en la región.
Sin embargo, en el ámbito político de América Latina, no se puede negar la evolución democrática de la corriente Zea como participación del pueblo, crecimiento inclusivo-social de la población, el sistema de partidos políticos y el intercambio de poderes; interés de los derechos humanos y continuación del proyecto latinoamericano, desarrollando un acato transformador americanista, fruto de décadas de lucha política con la descendencia o legado de Leopoldo Zea.
En esta obra, se pretende discernir sobre las valoraciones analítico-filosóficas de Leopoldo Zea que sobre la cultura latinoamericana rezagan; fundamenta la promoción de la creatividad en América Latina, para ilustrar nuestra participación en la formación de la cultura global, que no es más que la aplicación y el reconocimiento de la multiculturalidad, existencia y diversidad cultural, fuente de enriquecimiento y emergencia de las culturas de los pueblos, porque conjuga desarrollo en todas las sociedades, reconocido como base y parte de la razón de ser de los estudios latinoamericanos trascendentes de Leopoldo Zea.