Desde hace un tiempo se vienen detectando niveles de estrés, fracaso escolar, en niveles más elevados y en etapas educativas ansiedades más tempranas. Este suceso viene derivado de factores como el aumento de responsabilidad y autonomía, carga de trabajo académico, así como falta de habilidades para gestionar las emociones.
De ahí que, en las últimas décadas, la Inteligencia Emocional haya adquirido una mayor importancia en el ámbito educativo, puesto que actúa como medio para promover el bienestar psicológico del alumnado, facilitándoles la comprensión del entorno que los rodea, así como dotándolos de las competencias. necesarios para hacer frente a las diversas situaciones que se presentan. De esta manera, este constructo se constituye como un proceso educativo que ha de ser permanente y continúo favoreciendo el desarrollo integral de los estudiantes.
En este sentido, la correcta adquisición y utilización emocional se encuentra estrechamente ligada al éxito escolar, la cual concede una mayor relevancia a la comprensión de los contenidos sobre la memorización en el aprendizaje. De esta manera, se hace necesaria la incentivación del desarrollo de la Inteligencia Emocional en el alumnado, ya que posee un gran impacto tanto a nivel educativo, como a nivel social. En esta misma línea, se tiene que las habilidades emocionales son promotoras de los procesos mentales, y actúan contribuyendo a favor de la concentración y el control de situaciones estresantes, así como de la automotivación, permitiéndoles llevar a cabo de forma satisfactoria sus estudios y tareas académicas.
Asimismo, aquellos estudiantes que adquieren unos correctos niveles de Inteligencia Emocional, desarrollan habilidades para gestionar adecuadamente sentimientos como la ansiedad y la depresión, así como un aumento de la autoestima, la satisfacción hacia el propio trabajo realizado y hacia el esfuerzo empleado, ya que consiguen desplegar estrategias suficientes para controlar las emociones y entender los acontecimientos, presentando una recuperación más rápida y eficaz ante los estados de ánimo negativos.
De este modo, la Inteligencia Emocional es un constructo que, aun siendo conceptualizado por Múltiples autores, constituye el desarrollo psicológico más reciente de las emociones, el cual hace referencia a cuatro componentes: percepción, comprensión, regulación y facilitación emocional de las actividades cognitivas. En este sentido, se pone de manifiesto la importancia que tiene la regulación y gestión emocional en el rendimiento de los alumnos, así como el papel que esta ejerce en el bienestar mental, tanto en el entorno educativo, como en el social.
Por ello a través de este libro, se pretende llevar a cabo un análisis de los efectos que han tenido las intervenciones que abarcan como objeto de estudio la Inteligencia Emocional, las conceptualizaciones relacionadas con ella atendiendo a las etapas en la que se desarrollan (primaria y secundaria), así como la duración, implementación y naturaleza de los instrumentos que se han utilizado para su evaluación.