La obra, en sí misma, encierra añorados pasajes de mi existencia, pues fue fruto de un contacto directo con fuentes orales y paisajes que, inexorablemente, han ido desapareciendo en la vorágine del tiempo; pero, junto con la nostalgia, que inevitablemente me suscitan sus recuerdos, me alimenta la satisfacción de haber tenido la oportunidad de rescatar testimonios y hacer que perduren a través de dorados años.