He aquí un camino literario a través de cinco historias en las que la madre, como ente creador y tierra productiva, asoma en cada recodo y enrumba el sendero, y la poesía, cual sostén de una idea o un sentimiento, marca el ritmo del relato. Más que cuentos per se, donde la esfericidad es la figura detentada, podría decirse que son viñetas textuales, fogonazos de emociones que cabalgan sobre el lomo de un sentir, de un actuar, con un notorio espíritu educativo, en algunos casos, y el reflejo de un dolor natural ante las zozobras de la vida, en otros. El objetivo de mostrar las venas inquietas de una juventud en proceso de desarrollo recorre sus páginas, a la vez que una visión docente observa desde lo alto el frágil o duro desenvolvimiento de quienes, bajo el tamiz de un cielo diáfano, esperanzador, aguardan con calma, sin desesperarse, el foco imperecedero del aprendizaje.