Los cuentos de Un delfín rosado en el espacio, de Anton Samplonius, constituyen un recorrido personal a lo largo de la gran tradición de la literatura especulativa y fantástica. Son reconocibles las huellas de los fundadores de esta singularísima manera de situarse en el espectro de una narrativa siempre renuente a aceptar los paradigmas del realismo. Pero no se trata de reiteraciones en torno de los tópicos ya conocidos e insertos en la cultura moderna. Samplonius lleva a cabo sinceros tributos a los autores que modelaron horrores y anticipos (Poe, Lovecraft, Asimov o Bradbury); al mismo tiempo, dota a sus ficciones de una impronta anclada en los universos míticos de las culturas peruanas. De esa fusión emergen historias donde la imaginación hace su tarea: provocar y remecer, con conocimiento de causa, a los lectores, quienes guiados por las voces que enuncian los relatos, viajan a los confines extremos de mundos extraños y oscuros poblados de seres inauditos y quizás, al fin y al cabo, solo un reflejo de aterradoras pulsiones humanas.