Lo que planteamos como hipótesis de trabajo es que la revuelta de Trujillo, de julio de 1932, es, en gran medida, una gesta de cariz libertario, en la cual participaron exanarquistas y libertarios, así como los grupos subalternos de La Libertad, educados en una tradición de lucha social permanente. Es debido a la propaganda del aprismo que ha quedado, en el imaginario social, como parte del martirologio y de la historia de la llamada etapa de insurgencia. No negamos esto. Solo queremos reivindicar la participación y la ascendencia previa de los libertarios entre los trabajadores de La Libertad desde los primeros años del siglo XX.