Los niños inician su vida académica como auténticos científicos cargados de curiosidad e interrogantes sobre el mundo que los rodea, y desde la escuela para aprovechar este potencial científico natural es importante que los docentes diseñen estrategias para fortalecer el aprendizaje, además de enseñar ciencia que resulta interesante y divertida.
Muchos de los experimentos que se pueden realizar en el aula de clases son fáciles y sencillos cargados de espontaneidad y aprendizaje sobre las leyes de la física, la química y la biología estos experimentos son esenciales para generar preguntas y dar respuesta tras un proceso de observación y comprobación, resultando un recurso fantástico para que los pequeños se familiaricen con la ciencia, jugando, aprendiendo de una forma amena y divertida generándose así conocimientos auténticos tras la curiosidad y el entusiasmo.
La ciencia y la infancia genera grandes beneficios en áreas como la física, donde aprenden las propiedades de los objetos y los materiales, en áreas de la vida resaltando características de los organismos y del medio ambiente, así como también en áreas de las ciencias de la tierra y del espacio. Muchos de estos experimentos fortalecen áreas y al mismo tiempo ayudan a los docentes a guiar a los estudiantes a través de conceptos básicos propios de la investigación científica, desarrollando de manera práctica sus habilidades de investigación y de experimentación.