La idea de una edificación permanente es, naturalmente, ficticia; todo se degrada, con mayor o
menor rapidez, y por lo tanto todo es temporal en mayor o menor medida. También es temporal
el uso que les damos a los edificios y los espacios urbanos y no es menos temporal nuestro paso
por el mundo. Quizás para contrarrestar esta fugacidad, la arquitectura suele proveer la ilusión
de permanencia. Las seis edificaciones que conforman este volumen —El Museíto Itinerante, La
Canchita Centro Cultural, Feria Voces por el Clima COP20, Qorikallanka de Huepetuhe, La Feria
del Bicentenario y El Desafío del Nosotros— no se hacen ese tipo de ilusiones. Por el contrario,
intentan ajustarse lo más exactamente posible a distintas condiciones de temporalidad.