Esta breve antología sobre la esperanza, una virtud humilde, menor, pero fundamental,
comienza con una meditación sobre la Navidad y luego aborda una serie de situaciones con
que solemos toparnos a lo largo del camino de la vida. La esperanza cristiana se nutre de la
oración y de las decisiones cotidianas, del ejemplo de María bajo la cruz, de la fuerza de los
santos y mártires. Cultivar la esperanza significa no rendirse frente a la oscuridad, no
conformarse con gastadas palabras de consuelo, preferir la primavera al otoño —como afirma
poéticamente el Papa— y hacer nuevas todas las cosas.