La ciudad de Ica evoca una tierra pródiga y ubérrima enclavada en una altitud que ofrece microclimas clasificados como uno de los mejores del mundo, con una agricultura peculiar, unas huertas festivas que caracterizan a la campiña iqueña como su bien intangible.
En este contexto, son las grandes ventajas comparativas naturales de Ica para el crecimiento de la agricultura, como su clima que permite la siembra a lo largo de todo el año. Expone una gama de productos agrícolas y agroindustriales de alta demanda y con un valor añadido significativo. Además, es reconocido como el mayor productor de vinos y piscos a nivel nacional, siendo el Pisco la primera denominación de origen peruana.