La simulación clínica se ha consolidado como una herramienta pedagógica fundamental en la capacitación de los profesionales de la salud, particularmente en especialidades de alta complejidad como la enfermería neonatal y pediátrica. Estas disciplinas requieren no solo un conocimiento técnico profundo, sino también habilidades críticas para resolución de problemas, comunicación asertiva y habilidad para gestionar escenarios de alta tensión en contextos que involucran a personas vulnerables.