A manera de diálogo, el autor comparte el tes¬timonio de este joven, que vivió la santidad en lo cotidiano, dejando actuar a Dios en su vida, encontrándolo presente en la Eucaristía y en los necesitados. Un estímulo para vivir la originalidad de nuestra vida sin dejarse llevar lo que hace el resto. Un ejemplo para asumir la misión específica que Dios ha dado a cada uno y vivir la juventud con un propósito.