Ha sido muy arduo, una agresión, un desafío y un desaliño por suma rebeldía esto de retarme a ver más allá de mí mismo y ser sincero con la poesía. Con Amórfor el ego ha muerto y la delicadeza suma a seno de otra verdad. La que reta al ser un andrógino. Un ser sin forma, sino una fantasía, un fantasma, un infinito que se rescata o desaparece. Pero, Amórfor, también ama. (Salomón Valderrama)