Una vez, cuando Cesarina era niña, vio una estrella fugaz cruzar el cielo y cerrando los ojos pidió un deseo. Nunca, a lo largo de su vida, dejó de inventar caminos, versos e historias para cumplir su sueño. Yo, que soy su amiga, os contaré su pequeño secreto: lo que Cesy pidió entonces a esa estrella fugaz fue que tú, niña o niño, tuvieras este libro en tus manos.
Cumplido ese deseo, Cesy tiene otro: que leas sus versos y que disfrutes con sus originales personajes y aventuras que ella construyó para ti, palabra a palabra. Yo, por mi parte, tengo otro deseo: que nunca falten estrellas fugaces en su cielo.
MARÍA ELVIRA NÚÑEZ MUÑOZ