La pandemia, además de comprometer la salud física, ha provocado una disminución de la salud mental de la sociedad, un acceso restringido a los servicios de atención médica y de apoyo y una mayor precariedad económica, todo ello, debido a las normas de confinamiento que han sido multisistémicas (Petric, 2019).
También ha provocado el limitado acceso a la educación, así como una restringida accesibilidad a los servicios de apoyo psicosocial, lo que incrementa las posibilidades de sufrir violencia doméstica (Groenewald et al., 2022).
Los expertos también han llamado la atención sobre el impacto perjudicial que la pandemia tuvo en la SSR de los adolescentes, lo que se proyectó en el aumento de los embarazos adolescentes junto con disminuciones en el acceso a los servicios de SSR, incluido el aborto seguro y los anticonceptivos, además del exiguo acceso a los condones.