(…) “Y ojalá que la bendición de este pequeño Niño permita que estos chicos, estos pequeños… mañana más tarde, sean hombres y mujeres de bien.
Que también a nosotros este pequeño Dios nos de fuerza y nos de salud… nos de vida; para por lo menos seguir manteniendo latente esta fe religiosa, esta fe religiosa que nos da fuerzas, esta fe religiosa que a todos nos ampara”.
J.U., 1992