En este florilegio de logrados versos, el autor entrega la riqueza
de sus latidos íntimos: sensibilidad social, conmoción espiritual
ante el sufrimiento humano, esperanza de un mundo mejor, amor
a la naturaleza, lamento doloroso ante un pasado digno,
existencia humana agobiada por sombras siniestras, veneración a
su pueblo, evocación de su escuela como un diamante auroral.
Juan Oblitas ha hecho gala de acertados recursos expresivos,
para quedarse en el regazo de un delicado canto lírico, flor y fruto
de su honda meditación y amorosa evocación.