En los últimos años se han producido grandes cambios para las personas; entre ellos, uno de los más significativos ha sido el haber sido afectados por el COVID-19. Este virus trajo consigo un cambio en el estilo de vida de las personas, especialmente en aspectos como la salud y, en particular, la educación. El problema fue, y sigue siendo, que las instituciones educativas no estaban aún preparadas para adaptarse a este cambio radical. Pero lo más grave es cuestionarse si estas instituciones ya están adaptadas a esta nueva realidad post COVID-19. Como menciona Munayco et al. (2023), los aprendizajes que recibieron los estudiantes durante el periodo de educación virtual no han respondido a las nuevas exigencias de esta realidad. Lo que se observa, entonces, es la falta de optimización de los procesos educativos que respondan a este nuevo contexto mundial. Según Shah et al. (2021), este cambio tan rápido que ocurrió en el sector educativo hizo que las instituciones realizaran gestiones no tan óptimas, lo que afectó la calidad educativa.