Tras la muerte de su padre, Vicente Menestral —un director caído en desgracia— acepta filmar una película de terror en la siniestra Mansión Montenegro. Escéptico y devastado, pretende exorcizar sus propios demonios negando lo sobrenatural. Pero la casa parece tener otros planes. Entre apariciones, traiciones y verdades enterradas, el rodaje se convierte en una espiral de horror psicológico donde los fantasmas más peligrosos no siempre están muertos.