Un libro como Expedientes Morgue agrega a este panorama rico del terror, el trayecto particular de un escritor entre dos siglos, el XX y el XXI, y entre varias tierras y lenguas diferentes. Los personajes de Hemil García Linares son siempre observadores de un entorno en transformación, cuyas certidumbres son escasas y provisionales, y que se enfrentan a las proverbiales amenazas, enigmas o incluso monstruos —los enviados de la Gran Oscuridad, como habría dicho H. P. Lovecraft— con un aire menos de indefensión o de angustia que de perplejidad.
Alberto Chimal