La metodología se basa en un enfoque mixto (cuantitativo-descriptivo cualitativo), orientado a describir y analizar el contexto de criminalidad, los principales delitos ambientales y cómo estos afectan a la población, lo que genera el surgimiento de los defensores ambientales, especialmente los defensores indígenas. Este enfoque permite comprender las dinámicas de riesgo derivadas de las economías ilícitas y sus implicancias en la seguridad y protección de las comunidades.