Agua dulce, la playa más popular de Lima, tiene el agua salada. Lo que parece una contradicción, puede verse como una señal de que en este lugar las cosas funcionan con una lógica distinta: la de un territorio libre, como en el mundo al revés de los antiguos carnavales. Cada quien será quien quiera ser y se llevará de recuerdo un retrato en un crucero en las Bahamas, o rodeado de animales en la selva amazónica. Frente a escenarios de fantasía, la arena es terreno fértil para el amor, y el agua para la libertad. Los recuerdos de los bañistas desfilan ante nuestros ojos convertidos en tatuajes que respiran en la piel dorada por la mezcla del sol y el agua salada de Agua dulce.
El fotógrafo Adrian Portugal retrató esta playa durante varios años, y nos presenta una crónica visual de este espacio de libertad, fantasía y comunidad.