El autor ha tejido estas páginas con la sensibilidad de quien observa y recuerda, pero también con la claridad de quien comprende que narrar su historia es dar voz a muchos. Aquí resuenan las infancias descalzas, los caminos de tierra roja que se abren paso en la espesura, los cuadernos cargados en costalillos de harina y la ilusión intacta de llegar a la escuela. Esas imágenes, sencillas y a la vez poderosas, nos hablan de un país diverso y de una Amazonía viva que no solo es escenario, sino también protagonista de la memoria colectiva.
Este libro es crónica y es canto. En él se cruzan la nostalgia y la esperanza, la dureza de la selva y su inagotable
belleza, el sacrificio y la risa, la carencia y la abundancia de sueños. Cada capítulo revela un pulso humano que nos interpela, recordándonos que la educación, el esfuerzo y la dignidad son semillas que, incluso en la adversidad, germinan con una fuerza invencible.
(Juan Sánchez Pacheco)