No es una urna cerrada la que se encuentra –se conjuga– con el mar en el poemario de Kelvin Durán El marurna. No es tampoco mar ideal, orientado únicamente a lo abierto de la ola, en uniforme movimiento, el que va a la urna. Conjugación, dijimos, encuentro: de lo cerrado y lo abierto. Cerrazón eternizante de la urna y apertura constante del mar. No siempre se nos hablará de urna, a veces se nos habla de ceniza; no siempre de mar, a veces de agua, río, marea. Mar y urna están en ellos. Integran nueva unidad. El libro que el poeta trabajó por una década sostiene un gesto de unificación y de confluencia entre ambos mundos.
ANDRÉS BERMÚDEZ