Esta colección de relatos está inoculada de morbo púber, de una ligera perversión subcutánea que destila ternura y humor. En el coqueteo con la adultez y su decadencia, resalta el egoísmo infantil de los personajes.
Y, de alguna manera, esto los hace familiares, porque son al mismo tiempo que raros, muy corrientes.Y ahí está lo inquietantee incluso lo
entrañable.