«¿Qué hago si Manuel se muere?», se pregunta una madre mientras espera que un milagro traiga a su hijo de vuelta del coma. Él: centro del universo, objeto de devoción, ente organizador. «¿Qué hago si Manuel se despierta?», se cuestiona ella misma: existencia postergada, angustia
constante, el pánico a la pérdida. A su alrededor, la soledad de los espacios cerrados, ajenos. Y detrás, debajo, encima de ellos, la sombra de una oscura tragedia. Escrita casi versicularmente, como jadeando, Los enfermos, la primera novela de Natalia Rozemblum, entrega un
vertiginoso retrato psicológico y emocional de la dependencia, el dolor y la violencia que se ocultan detrás de la palabra «amor».