ISBN 978-612-48092-7-9

Reseña

HISTORIA DE LA UNAS
Visión contemporánea de la creación legal de universidades públicas
en la Región Centro Oriental del Perú


PRESENTACIÓN


El autor de este libro: abogado, profesor universitario e historiador don Eliseo Talancha Crespo, ha convertido la historia de la porción amazónica del departamento de Huánuco en propósito central de muchos años de sus esfuerzos. En esta entrega, que es parte de un proyecto mayor, describe la importancia, las consecuencias y los entretelones de la creación legal de la Universidad Nacional Agraria de la Selva (UNAS).
Como en otros escritos de Eliseo Talancha, impresiona la acumulación de información detallada y bien organizada sobre acontecimientos históricos y sobre el proceso, no siempre lógico, de toma de decisiones que se convierten en fundamentales para el destino de grandes regiones y de muchísimos ciudadanos. Como él describe, después de muchos y largos debates en el Congreso y en diversas instancias del gobierno, la UNAS fue creada por la Ley Nº 14912 del 20 de febrero de 1964, a partir de la preexistente Estación Experimental Agrícola de Tingo María.
Entre otros temas discutidos estaba la preocupación por la proliferación de universidades y, también, la duda de si era adecuado desmantelar un bien conocido y manifiestamente útil centro de investigación y extensión agropecuaria, para sustituirlo por una universidad, aunque muy anhelada a nivel regional y local. La decisión, entre política y salomónica, fue asumir que la nueva institución continuaría cumpliendo su rol científico en beneficio de la región y lo que acrecentaría con la formación de nuevos profesionales, también necesarios para el desarrollo.
La ley encargó la organización académica, administrativa y presupuestal de la nueva institución a la Universidad Nacional Agraria de la Molina y a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, por intermedio de su Facultad de Medicina Veterinaria. Se previó que la nueva Universidad iniciaría sus labores en abril de 1965, y así fue.
Tuve la oportunidad de conocer bien la Estación Experimental Agrícola de Tingo María, que me sirvió de base y de albergue mientras desarrollaba estudios de entomología forestal, especialmente en 1959. La Estación contaba con un excelente museo de entomología. Pero, asimismo, disponía de un extraordinario acervo científico en todas las áreas de la agricultura y de la pecuaria tropical. Sus laboratorios, viveros, herbarios y otras colecciones, campos experimentales, biblioteca, entre otras herramientas indispensables para el avance de la ciencia y la tecno-logía, estaban entre las mejores y más conocidas de la América tropical.
Pero el principal atributo de la Estación Experimental de Tingo María eran sus funcionarios, casi todos investigadores altamente calificados y muy experimentados. Los apellidos de agrónomos famosos reunidos en Tingo María a lo largo de sus tres décadas de funcionamiento llenarían algunas páginas, pero, a riesgo de ser injusto, cito tan solo a Manuel Lescano, Reynaldo Crespo, Chiyuqui Saito, José del Carmen Muro, Víctor Piedra, Alfredo Nishiky, Javier Dieguez y Óscar Garibaldi, algunos de los cuales se unieron al primer cuerpo docente de la nueva Universidad. En ese primer grupo de profesores de la UNAS estaban algunos amigos personales, en especial Fred Coral Izurieta, a quien debo mucho de mi iniciación en la realidad amazónica. Fred Coral fue, asimismo, rector de la UNAS.
En el recuento meticuloso que presenta el doctor Eliseo Talancha se muestra, una vez más, el papel tan destacado y persistente de dos huanuqueños en la construcción del futuro de esa región. Se hace referencia, obviamente, a Carlos Showing y a Humberto Ponce Ratto. En el caso de la creación de la UNAS, al igual que en tantos otros actos decisivos para la región, aparecen estos dos grandes personajes, políticos notables y eficientes, pero, por encima de todo, defensores incondicionales y promotores visionarios de Huánuco. La UNAS es otra de las muchas obras que ellos han brindado a su región.
Por último, deseo resaltar la importancia del trabajo de investigación histórica de Eliseo Talancha. Cada vez que leo sus obras descubro material importante, que me era desconocido. Por ejemplo, en este caso su libro ofrece una respuesta a algo que siempre me intrigó con relación a la creación del Parque Nacional de Tingo María. Me refiero a la fuente original de la inspiración para esa decisión que ahora es revelada o, por lo menos, mejor explicada. Ocurre que en 1948 llegó a Tingo María una expedición de la UNESCO en el contexto del programa «Hilea Amazónica Peruana». Uno de sus miembros, el doctor Cándido Bolívar Pieltain, un entomólogo español, propuso precisamente la creación de un «parque nacional peruano» o, cuando menos, de una reserva biológica del Huallaga. Él sugería, muy acertadamente, que se conserven tres secciones, alta media y baja, de un valle completo, como el del río Monzón, o del río Chinchao (Cárpish). Este, aunque no es el primero, es otro antecedente importante con relación al Parque Nacional Tingo María. Es interesante apuntar que el 10 de enero de 2020, es decir, 72 años después de la propuesta de Cándido Bolívar, fue creada el Área de Conservación Regional Bosque Montano de Cárpish, con casi 51 000 hectáreas, poniendo finalmente un alto a la intensa destrucción de ecosistemas tan hermosos como valiosos y complementando el citado Parque Nacional.
Felicito al doctor Eliseo Talancha por su cuidadoso trabajo de documentación histórica que permite entender por qué en Huánuco las cosas son como son. No es posible escapar del pasado. El pasado explica el presente y permite prever el futuro y, principalmente, nos dice cómo evitar repetir los errores. Ojalá cada departamento peruano tuviese alguien como Eliseo Talancha, empeñado en investigar y dar a conocer su pasado.

Marc Dourojeanni
Profesor emérito
Universidad Nacional Agraria La Molina.