Dargent sostiene como tesis principal que en el Perú y en varios estados
de América Latina, a pesar de la permanencia de la democracia desde
los años setenta y ochenta, las élites de derecha y de izquierda
subordinan su compromiso con la democracia liberal a sus intereses
de corto y mediano plazo. Por ello, cuando las élites de ambos lados
del espectro político perciban que un gobierno con tendencias
autoritarias está dispuesto a favorecer sus intereses, traicionarán la
democracia y apoyarán estas medidas autocráticas. Al contrario, las
élites amenazadas por un gobierno no democrático sí valorarán la
democracia liberal y utilizarán sus recursos para defenderse, si se
encuentran en una posición de debilidad. El autor llama a estas élites
demócratas precarios. Demócratas, pues actuarán como verdaderos
demócratas cuando se sientan débiles y los recursos de la democracia
les sirvan para proteger sus intereses frente a gobiernos abusivos.
Precarios, pues abandonarán los valores democráticos cuando tengan
poder y consideren que sus intereses pueden ser alcanzados por medios
no democráticos. Entonces, tanto la democracia como el autoritarismo
serán para las élites opciones estratégicas y, por tanto, regímenes
precarios. No obstante, este panorama, el autor ofrece unos consejos
finales para hacer estable la democracia en la región.