En cualquier penal es difícil sentir y entender a un Dios misericordioso
que perdona. Más bien prevalece la imagen de un Dios justiciero
que condena por haber actuado mal. Con las ESPERE, las
personas por más que tengan fallas se van reconociendo valiosas
en sí mismas. Eso les ayuda a respetar a los demás y a acoger a un
Dios de bondad.
La ESPERE promueve el perdón a uno mismo, el perdón a otros, el
aceptar ser perdonado. El perdón está en el núcleo de la Buena Nueva
de Jesucristo donde sus valores fundamentales son la misericordia
y la reconciliación; necesidades que como humanos todos compartimos
con los internos. En un segundo paso, promueve también la
reconciliación a diverso nivel. El proceso de reconciliación consigo
mismo, con Dios, con su familia y con los demás. La reconciliación de
coexistencia, convivencia o de comunión.