En la última década, el parto humanizado ha sido considerado en las esferas ginecológicas y obstétricas como una opción para las mujeres que desean ser protagonistas del nacimiento y no solo un cuerpo intervenido en una sala de operaciones. En el marco de las prácticas médicas, las estrategias y principios del parto humanizado permiten contrarrestar y evitar la violencia obstétrica.
En ese sentido, la discusión sobre el parto humanizado, sus características y aplicabilidad aún está vigente debido a las múltiples investigaciones que buscan consolidar las estrategias para la humanización del parto en las instituciones públicas y privadas, otorgar mayor poder a las mujeres sobre su cuerpo y promover la resignificación del trabajo de parto, es decir, convertirlo en una experiencia positiva y controlable para las mujeres y no en un evento traumático y doloroso.