Es innegable que las políticas educativas ingresaron a la dimensión empresarial guiadas por postulados capitalistas, educación que está sumergida en parámetros de la globalización mercantilizada.
Los autores y autoras no dejan de lado lo que estas políticas traen aparejadas, como es la deshumanización de la educación con la pérdida del respeto a las culturas, la homogeneización y la desterritorialidad como base fundamental para la pérdida del tejido social.
Nos invitan a que en pleno siglo XXI usemos las herramientas como medios virtuales y audiovisuales dignificantes; a la valoración de la ecología del saber en sintonía directa con la construcción de identidad, tan diluida a causa de las pérdidas de idiosincrasia culturales; a la
recuperación de la criticidad, que desde análisis socioanalíticos nos permita sumergirnos en los otros y otras desde la compasión revolucionaria.