Esta es la historia de una hermosa mujer que tuvo la infausta experiencia de ser violentada sexualmente siendo una niña. Pues un sátiro, a cambio de golosinas le efectuó rutinarios tocamientos indebidos, hasta no poder controlar sus bajas pasiones y la privó de su inocencia. Lo más lamentable de esta historia es que se convirtió
en madre siendo aún una niña, terminando por ser envilecida por el proxeneta padre de su hija; y, en el sumun de su desgracia: debió prostituirse para solventar las necesidades de sus padres y familiares, quienes la incentivaban diciéndole que: era la mejor hija, mejor hermana, mejor tía, mejor cuñada; según sea el receptor de
la ayuda. A nadie importaba lo que hacía: no preguntaban, solo disfrutaban lo que ella les brindaba. Y si tenían alguna necesidad se lamentaban en voz alta hasta las lágrimas, para hacerla sentir culpable de sus necesidades e inducirla al meretricio.
El casarse con un anciano narcotrafi cante fue su salvación. Pues encarcelado el marido, asumió la administración de una fábrica de productos plásticos, la que a base de empeño y esfuerzo logró ampliarla con gran éxito.
Asimismo, teniendo un pasado tan tenebroso y sufrido fue muy complaciente, no solo con sus trabajadores, sino también con los familiares de ellos. Logrando admiración y cariño hacia su persona; cosa que redundó en mayor efi ciencia y productividad
de la fábrica. Puede decirse que fue un híbrido, pues en su azarosa vida tuvo conducta disoluta y cuasi delictiva; posteriormente, fue su propia antípoda, pues tuvo gran sensibilidad y desprendimiento en subvenir a sus trabajadores, incluidos los familiares, también brindó ayuda a sus conocidos; cosa que le originó sinceras muestras de cariño, hasta que, prácticamente la beatificaron, a pesar de chocar con la gazmoñería de su vecindario.