Cristal vive sus últimos años de colegio con notas que no desentonan con el promedio, pero los grupos de internet y las amistades virtuales la han envuelto en una burbuja de soledad y timidez. Claudio, su padre, decide cortar por lo sano y matricularla en una escuela de oratoria, el comienzo de lo que Cristal creía un martirio. De pronto, se ve rodeada de una multitud de desconocidos y de un profesor que engola la voz y prepara sus gestos al milímetro al hablar.