Nuestras municipalidades se han convertido en escuelas de corrupción y no solo las distritales y provinciales, sino también los gobiernos regionales. No es de extrañar que en las municipalidades de Lima Metropolitana y del Callao la corrupción continúe. Más aún sumada a esta, en el interior de nuestro país, la impunidad continúa. Alcaldes y presidentes regionales al igual que regidores, consejeros y funcionarios, hacen caja en nuestras municipalidades. Con ese dinero, producto de la corrupción municipal, prosiguen su voraz apetito de poder. De alcaldes distritales querrán ser provinciales, luego presidentes regionales, o se ofrecerán como ministros para intentar ser luego congresistas. Aquí se reúnen varias crónicas donde se denuncia esto.