Cuando Mael llegó a este mundo su estrella se oscureció, su mamá murió cuando apenas tenía un año y un poquito más, y su papá como tenía que atender su pequeña hacienda a varios kilómetros de distancia lo dejó al cuidado de sus abuelos maternos. Su abuelo lo trataba como si no lo quisiera, desde pequeño quería hacer de él “Un hombre” era duro y nada de mimos, lo levantaba muy temprano y le daba tareas como si fuera grande, le daba órdenes con su voz de trueno que le hacía temblar de pies a cabeza. En cambio, su abuela, su mamama Dolores, lo amaba entrañablemente, tanto pero tanto que su amor le alcanzó para guardarlo muy en el fondo de su corazón y le duró para toda la vida, por eso cuando tuvo que ir a vivir a otra casa con una tía donde no encontró ni amor, ni mimos, ni cuidados, se sintió de pronto muy, pero muy solo, por eso cada vez que estaba triste echaba mano del mucho amor que tenía guardado, aunque a veces era tanta su tristeza que se le hacía trizas el corazón.
La historia de este niño, su ternura, su picardía, sus travesuras y también sus tempranos sufrimientos que felizmente no lo hicieron sucumbir en la vida, gracias a que en sus primeros años estuvo sostenido por las manos amorosas de su mamama, su querida mamama Dolores; está escrita de un modo tal que cumple con su intención de llegar al corazón de sus lectores desde las primeras páginas, porque es el corazón de ellos lo que busca.