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ISBN 978-612-49296-9-4

Capacidades de los sistemas educativos latinoamericanos para la aplicación de las herramientas digitales como el aula invertida


Autor:Grados Gamarra, Juan Herber
Canales Escalante, Carlos Andrés
Cuzcano Rivas, Abilio Bernardino
Mendoza Apaza, Fernando
Leva Apaza, Antenor
Meza Zamata, Jessica Rosario
Editorial:Mar Caribe de Josefrank Pernalete Lugo
Materia:Educación
Clasificación:Planificación y desarrollo curricular
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2023-07-31
Número de edición:1
Número de páginas:0
Tamaño:5Mb
Precio:S/50
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

En Latinoamérica, la introducción de las TIC en la educación ha sido parte de un esfuerzo más amplio para modernizar el sistema educativo y preparar mejor a los estudiantes para el futuro. Sin embargo, no todos los docentes han querido o han podido adaptarse a estos cambios, y algunos se han aferrado a los métodos de enseñanza tradicionales, lo que dificulta aprovechar plenamente el potencial de las TIC en el aula. A lo largo del tiempo, la sociedad ha pasado por diversos cambios en diferentes ámbitos, incluyendo el político, económico, social e informativo. El surgimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el siglo XXI también ha provocado cambios en la forma en que se transmite el conocimiento y se imparte la educación. En respuesta a esto, las escuelas han tenido que transformarse para convertirse en espacios dinámicos y adaptables que puedan mantenerse al día con las demandas de la sociedad moderna.

Esto ha requerido un nuevo enfoque de la enseñanza y el aprendizaje, y el papel de los docentes y los estudiantes también ha tenido que evolucionar para hacer frente a estos nuevos desafíos. A pesar de estos desafíos, está claro que las TIC tienen el potencial de revolucionar la educación de muchas maneras. Al proporcionar a los estudiantes acceso a una gran cantidad de información y recursos, y al permitirles aprender de formas nuevas e innovadoras, las TIC pueden ayudar a crear una generación de estudiantes más comprometida, empoderada e informada. Sin embargo, esto requerirá un esfuerzo concertado de educadores, legisladores y la sociedad en su conjunto para aprovechar el potencial de las TIC y trabajar juntos para construir un futuro mejor para la educación.

Hernández, (2017) encontró que había una tendencia a asumir que todos los estudiantes dentro de un conglomerado eran iguales en base a criterios como la edad y el sexo. Esto llevó a que los docentes trataran la clase como una suma de iguales con los mismos mecanismos de aprendizaje. Sin embargo, este enfoque no tuvo en cuenta las diferencias individuales y los estilos de aprendizaje únicos de cada estudiante. Como resultado, los estudiantes se desconectaron y desinteresaron en aprender, ya que no fueron desafiados o alentados a pensar críticamente. Estos problemas se vieron agravados por pedagogías obsoletas que han prevalecido en el sistema educativo colombiano. La continua dependencia de los métodos de enseñanza tradicionales ha creado una desconexión entre los estudiantes y su realidad. A los estudiantes se les enseña a través de explicaciones y presentaciones, que no les permiten aplicar sus conocimientos en situaciones del mundo real.

Esta pasividad del aprendizaje también limita su capacidad para vincular conocimientos antiguos con nuevas ideas y ubicarlos en un contexto global. A pesar de estos desafíos, se ha avanzado en la reestructuración de los métodos de enseñanza y la creación de un enfoque más moderno de la educación. Sin embargo, todavía es necesario un cambio en la relación sujeto-estudiante, sujeto-profesor y comunidad. Es necesario un nuevo enfoque de la educación para abordar los desafíos de la era digital y promover el pensamiento crítico y la curiosidad en los estudiantes.

En el sistema educativo existen tres grupos diferenciados de docentes a la hora de integrar la tecnología en sus prácticas docentes. El primer grupo, llamado "resistente", evita la tecnología por completo y no ve su valor en su enseñanza. El segundo grupo, llamado "informado", es consciente de la tecnología, pero limita su uso al conocimiento básico del aula sin cambiar sus métodos de enseñanza. Temen perder autoridad si no utilizan correctamente la tecnología. El tercer grupo, denominado “docentes aprendices con intencionalidad didáctica”, busca activamente aprender a utilizar la tecnología como medio de enseñanza y aprendizaje y la introduce en sus prácticas docentes. Sin embargo, a pesar de algunas experiencias y proyectos educativos innovadores, la pedagogía tradicional aún domina y hay una falta de innovación real en la práctica pedagógica en Colombia. Para abordar este tema, los investigadores proponen pedagogías disruptivas e innovadoras como el aula invertida o el aula invertida para transformar las prácticas docentes. La pregunta entonces es cómo estas pedagogías pueden conducir a una transformación de las prácticas docentes.

Dada la persistencia de prácticas docentes tradicionales en el sistema educativo Latinoamericano, es necesario resaltar casos donde los docentes han incorporado la tecnología para implementar métodos de enseñanza innovadores, como el aula invertida. Este enfoque implica que los docentes actúen como guías o mentores fuera del aula, promoviendo un aprendizaje activo y participativo con el alumno como eje central. El aula invertida ha ganado popularidad a nivel mundial, con ejemplos de los Estados Unidos y España que están siendo ampliamente estudiados y adoptados por otros países. Si bien ha habido algunos casos de implementación del aula invertida en los niveles de educación superior y secundaria, falta una comprensión integral de su impacto. A medida que el sistema educativo incorpora cada vez más tecnología, es fundamental que los maestros exploren métodos de enseñanza alternativos que motiven a los estudiantes a aprender. Por lo tanto, este proyecto de investigación tiene como objetivo explorar los orígenes y características del aula invertida, y su impacto potencial en las prácticas pedagógicas, con el fin de desafiar las ideas preconcebidas y apoyar el contexto educativo nacional.

La pedagogía emergente del aula invertida se ha estudiado ampliamente, y la mayoría de las investigaciones se centran en registrar los resultados de la implementación del modelo en el aula. Si bien esto ha brindado información valiosa para aquellos que buscan crear metodologías de vanguardia o analizar críticamente el enfoque, también ha revelado definiciones, intenciones, ventajas y errores. España ha estado a la vanguardia de la implementación de estrategias de aula invertida en la última década, impulsada por preocupaciones sobre los resultados del aprendizaje y la motivación de los estudiantes. En 2017, investigadores propusieron una metodología para implementar el aula invertida en educación primaria, que implicaba invertir la explicación de los contenidos educativos y transformar los roles del docente y del alumno. Los investigadores argumentaron que este era un buen momento para implementar este enfoque, dada la era digital en la que vivimos y el hecho de que los niños de primaria son nativos digitales. El uso de herramientas WEB 2.0 permitió que los estudiantes se convirtieran en constructores y protagonistas de su propio aprendizaje, lo que prometía no solo motivarlos, sino también mejorar los resultados académicos.

Los investigadores encontraron una gran variedad de explicaciones y definiciones de aula invertida, pero seleccionaron dos que se adaptaban mejor a las demandas de la escuela del siglo XXI. Una de ellas fue la definición de Bergmann et al, que afirmó que el aula invertida es un enfoque pedagógico que desplaza la instrucción directa del aprendizaje grupal al aprendizaje individual, transformando el espacio restante del grupo en un entorno de aprendizaje dinámico e interactivo donde el facilitador guía a los estudiantes en la aplicación de conceptos y involucrarse creativamente con el contenido del curso. En España hay dos figuras destacadas en el campo del aula invertida. Uno es un investigador llamado Dr. García-Sánchez que define el aula invertida como un modelo que implica que los estudiantes aprendan fuera de clase y utilicen el tiempo de clase para experiencias de aprendizaje más profundas facilitadas por el maestro. La otra figura es el profesor Santiago, quien cree que el aula invertida implica transferir ciertos procesos de aprendizaje fuera del aula y utilizar el tiempo de clase, junto con la experiencia del docente, para mejorar la adquisición y práctica de conocimientos de los estudiantes. Ambas definiciones enfatizan la importancia de colocar al estudiante en el centro de la experiencia de

El desarrollo de múltiples habilidades en los estudiantes es un objetivo importante en la educación. Por ello, es necesario reconocer que existen diversas metodologías que pueden servir a las necesidades de nuestros estudiantes y al rol del docente. Galindo-Domínguez realizó un metaanálisis sobre 25 estudios de experiencias de aula invertida en la escuela primaria, que reveló que existen pocos estudios sobre la aplicación del aula invertida en la educación primaria. El método de investigación más utilizado fue el cualitativo, lo que permitió comprender el efecto sobre el interés de los estudiantes y el rendimiento académico. La materia de educación primaria que recibió más interés en la aplicación del aula invertida fue matemática, pero es necesario seguir explorando la utilidad de esta metodología en áreas como la ética o la religión. En general, los estudios analizados mostraron resultados positivos en el rendimiento académico y la motivación. Si bien existen pocos estudios sobre el aula invertida en un contexto nacional, estudios recientes han cobrado impulso en esta era digital debido al interés de investigadores y docentes por explorar métodos alternativos de educación.

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