Cuenta Murrugarra que en octubre o noviembre de 1954, cuando estaba por egresar de la secundaria, Walter Peñaloza Ramella llegó a Contumazá, en Cajamarca, y se presentó en su casa para invitarlo a estudiar becado en la Escuela Normal Central de Varones de La Cantuta, en Chosica, Lima. Luego de un diálogo en varios tiempos y de superar dudas y temores, el joven Murrugarra aceptó la invitación. La decisión no fue fácil, porque Edmundo soñaba con estudiar matemáticas en Oxford y no había pensado en ser maestro de escuela. El mensaje principal de este libro es que la educación, si se lo proponen los educadores y los pueblos, puede revolucionar la cultura y construir las subjetividades, capacidades y actitudes críticas y creativas que llevarán a transformar la economía, la convivencia social y la política, para conquistar bienestar, equidad y armonía con la naturaleza. Gracias, Edmundo, por renovar el optimismo pedagógico y político de los maestros del Perú.