La inclusión educativa busca responder a la diversidad de las demandas de los estudiantes respetando y reconociendo sus particularidades tanto personales como socioculturales. La práctica inclusiva debe garantizar para todos el acceso, la participación y el logro de aprendizajes relevantes a lo largo de la vida.
La experiencia concreta, y como lo confirman diversas investigaciones, la práctica de la inclusión enfrenta múltiples barreras estructurales y pedagógicas. La situación se torna compleja en la medida que la educación inclusiva nos interpela como sociedad y nos pone frente al reto de generar respuestas pertinentes.
La educación que queremos es indesligable del proyecto de sociedad que construyamos. Esto abre un inmenso campo de posibilidades y limitaciones que se definen en contexto de acuerdo con las características de cada país. En este sentido, es pertinente considerar que en el Perú las desigualdades del sistema educativo son múltiples e impactan, principalmente, en las personas más vulnerables; de esta forma, se intensifican los procesos de exclusión.
El énfasis de la educación inclusiva está en atender a las personas que presentan mayor vulnerabilidad (pueblos originarios, mujeres, inmigrantes, entre otras). Los menores con discapacidad constituyen un grupo, particularmente, vulnerable y tradicionalmente excluido. En ese sentido, el mayor reto para el sistema educativo es el cumplimiento del derecho que tienen todos a recibir educación de calidad a lo largo de toda la vida.
La publicación está conformada por seis textos que tienen como propósito analizar los retos y avances realizados en la implementación de políticas públicas desde un conjunto de experiencias que fortalecen las prácticas inclusivas.