ISBN 978-612-00-9581-2

Reseña

La actual gestión municipal tradicional en el Perú, está marcada por las 3Ds: distancia, discriminación y desconfianza con sus vecinos. Eso genera miedo, aprensión, y dolor en las autoridades y funcionarios, pues no saben cómo relacionarse con sus vecinos. Incluso algunas autoridades y funcionarios consideran que sus habitantes son violentos, no entienden, entre otros estereotipos. Por su parte, algunos pobladores consideran que toda autoridad y funcionario es corrupto y burocrático. Y en Ayacucho esta situación se agrava porque aún existe secuelas del terror por el conflicto armado interno, con sectores en pobreza, además, hay grupos sociales con una mentalidad jerárquica, discriminadora, excluyente, con un débil pensamiento moderno, democrático, igualitario, participativo.
Y por eso sorprendió a muchos que el 2015, en un tiempo de apatía y pesimismo por la democracia participativa, surgió el Hatun Rimanakuy (HR) o “Gran conversación entre nosotros”, para lograr acuerdos de corresponsabilidad, y reconocer el “derecho en la gestión” de la población. Fue organizado por el poder político: autoridades, alcalde; por el poder técnico – administrativo, gerencia municipal y personal administrativo; y, por el poder social, las dirigencias sociales. Los tres poderes acordaron que las reuniones se harían en los barrios, subdividiendo el distrito en 5 zonas: 1. Norte; 2. sur; 3. oeste; 4. centro histórico; y, 5. rural. En casa zona se realizó un taller participativo, donde se exponía, deliberaba y acordaban 4 políticas públicas, que culminaron en la firma de acuerdos vinculantes de corresponsabilidad.
El eje fueron los barrios y las dirigencias, y no las autoridades. Fue una experiencia que “descentró” el municipio, y logró que autoridades y funcionarios reconocieran que el vecindario era democrático, dialogante, respetuoso, y por tanto se restituyó la confianza con la población, creando un círculo virtuoso entre municipalidad y vecindario, instaurando una nueva relación social, y convirtiéndose en una experiencia referente de diálogo y concertación. Además, contribuyó al crecimiento económico del municipio, pues la recaudación en los años 2016 y 2017 se incrementó en un 25%. Además, el HR el 2015 fue hecho a muy bajo costo, solo refrigerios a 60 personas en promedio en cada zona.
Una clave de estos logros, fue que el equipo de gestión municipal tuvo un trato horizontal, cordial, humano, cálido con todas las dirigencias sociales, a través del uso de las habilidades blandas. Y es que se puede cambiar la forma de gestionar el gobierno local, desde y con la población, a través de escuchar y reconocer el protagonismo de la población. Gobernar así es un arte, por combinar subjetividad y objetividad, razón y sentimientos.
Se convirtió el municipio tradicional en uno “Vecinocéntrico”, es decir, un municipio donde se reconoce el derecho del vecino a participar en el diseño, gestión y evaluación de las políticas públicas a través de espacios donde se delega poder al vecindario. Vecinocéntrica, además, por el reconocimiento de los derechos y deberes de la población en los servicios que se le brinda, y elevando su compromiso de pago de sus tributos. Por tanto, el municipio tiene mayores ingresos para elevar la calidad de vida del vecino, y crear mayor valor público, y recomponer la relación entre Estado y sociedad.
Así, crear un municipio vecinocéntrico es crear nuevas relaciones humanas, nuevos vínculos para superar el vínculo tradicional y, alinear el poder político, el técnico y el social, en un mecanismo orgánico resolutivo de diálogo y deliberación de las políticas públicas. Es decir, armonizar intereses, voluntades y sensibilidades, en un espacio común con un objetivo único. Además, es un arte, porque la relación subjetiva se da en estructuras orgánicas municipales, donde se comparte el poder de decisión sobre políticas públicas. Así se pudo combinar democracia representativa y participativa, para crear una nueva ciudad y nuevos ciudadanos.
En el libro se podrá descubrir cómo se puede implementar un exitoso mecanismo de participación ciudadana en un municipio, que permita recomponer la confianza, gestionar participativamente el municipio, implementar la corresponsabilidad en la gestión local y elevar la recaudación municipal.