Esta publicación tiene varias motivaciones, pero la más importante de
ellas consiste en la convicción de que el sistema institucional del poder
político consolidado en el Estado-nación (que se inició en el siglo XVII
con la Gloriosa Revolución Inglesa, de 1688, a la que siguieron las
revoluciones europeo-continentales, iniciadas por la francesa, de 1789)
empezó a mostrar sus límites históricos hace algunos decenios.