América Latina tiene una de las tasas de mortalidad por COVID-19 más altas del mundo. La región en su conjunto se enfrenta a una crisis humanitaria derivada de la inestabilidad política, la corrupción, el malestar social, la fragilidad de los sistemas de salud y lo que es más importante: La desigualdad generalizada y prolongada que se ha entrelazado en el tejido social y económico de la región.