Este libro desarrolla mucho más su reflexión sobre la personalidad tan sufrida del gran escritor peruano. Muestra la necesidad de Arguedas de
compartir su amistad, encontrándola en algunos sacerdotes abiertos como él al sufrimiento y a las injusticias vividas por el pueblo chimbotano. Se acerca prudentemente al misterio de un alma limpia, abierta, torturada, hasta el trágico fin del suicidio.