ISBN 978-612-48135-7-3

Reseña

La poética del puñal y su estrecha relación con la literatura.
Las primeras ideas que tengo al leer nuevamente “Letras y puñales” es una inacabada necesidad de reflexionar, dado que, durante algunas décadas dentro del campo de la teoría literaria, se ha hablado acerca de la poesía y sus tendencias.
Sumado a ello, también se habla de los personajes que vivieron en carne propia su pequeño o grandilocuente infierno personal o bebieron del veneno al contar sus propias historias; un elixir endemoniado descrito por su prosa que los dejó en vida, muertos.
Siento que algo de todo ello hay en “Letras y puñales”.
Pavlo Trieste, autor del presente poemario, nos presenta un universo literario bastante personal, a veces cerrado como un largo callejón que parece no tener salida, porque es “abstrayente” y nos jala a sumergirnos de lleno en sus versos. Otras veces parece una calle abierta, más nunca un campo de distracciones o de mero entretenimiento.
Pasamos de corrientes abstractas a poetas de la redacción cruda que de forma clara y precisa recreando la escena del verso que han plasmado como una daga inocente pero mortal sus letras.
Pienso que los versos son una descarga emitida por cada autor, una especie de voltaje que guarda en sus formas, un brillo que aniquila.
A través de cada poema y como si se tratase de una flecha lanzada, se logra ser preciso, más el autor no busca ser entendido, quizá es una de las formas en que se reserva un continuo asalto, como una lucha interior que abarca un ataque de ira que se evita y se trata de controlar, pero no se disipa.
Algunos poemas son pequeñas agujas que van calando en su estructura poética e inyectando, debida e indebidamente, un mensaje. Un mensaje a veces desolador, otras expectante, pero nunca un campo lleno de flores o una salida al problema.
Son las formas un filo elocuente que va cortando al lector al entrar en su mundo, ojo, Pavlo Trieste, no busca adaptar al lector, solo busca mostrar su desierto largo y por momentos dantesco.
Por momentos parece el personaje poético irse e inclusive querer desaparecer de la escena y adquiere una forma cortante de despedirse.
Es este atravesar esta especie de páramo una grata experiencia, donde el autor no se esfuerza por caer bien, sino más bien en mostrar su arte. Si el lector está dispuesto a atravesarlo, será bastante provechoso pues se dará cuenta que los puñales son ejes muy necesarios en la construcción del poema.